Practicar yoga en casa es una de las mejores maneras de activarnos por la mañana o relajarnos por la noche.
A primera hora en la mañana, nos permite activar nuestra musculatura y preparar la mente y el cuerpo para el día. Al finalizar nuestra jornada, realizar unas posturas puede ayudarnos a relajarnos y aliviar las tensiones y el estrés acumulados durante el día.
Lo importante es disfrutar de la práctica, no imponerse una disciplina rígida y prestar atención a cómo nos vamos sintiendo en cada ocasión, para ajustar las posturas en consonancia con nuestro cuerpo.
Por las mañanas lo ideal es partir con saludos al sol, posturas invertidas y alguna torsión de la columna vertebral. Las posturas de yoga que doblan la espalda hacia atrás, como “la cobra” y “el arco”, producen una sensación de vitalidad. Ocurre lo mismo con “el guerrero” y las posturas que expanden el pecho, que favorecen una respiración más profunda.
«La cobra»
«El arco»
«El guerrero»
Por la noche es preferible optar por posturas erguidas y de flexión hacia delante. Una postura de efecto balsámico para el cuerpo y la mente es la “del niño” (o fetal), que relaja la zona lumbar. La torsión de la columna tumbado en el suelo también alivia el dolor de espalda y masajea los órganos abdominales.
Al final de cada práctica es bueno dedicar los minutos finales a la postura del “cuerpo muerto” o savasana.
«El niño»
«Cuerpo muerto»