Prevención y Tratamiento Nutricional del Cáncer de Mama

Nutrición basada en evidencia:
Revisión bibliográfica
Comer para no Morir. Dr. Michael Greger, 2016
Alimentación y Vida Anticáncer. Dra. Odile Fernández, 2015

Por Pedro Andrés Silva M. / Nutricionista Clínico. Puerto Varas, 2022

En Chile se diagnosticaron 5.331 casos nuevos de cáncer de mama y 1.674 muertes durante 2020, posicionándose como la primera causa de muerte en mujeres. Desafortunadamente, y como consecuencia de los retrasos en diagnóstico y tratamiento causados por la crisis de Covid-19, se espera que para el año 2040 la cifra de decesos sobrepase los 2.600. 

Pero el cáncer no es una enfermedad que aparezca repentinamente. Cuando es detectado, lleva décadas creciendo, madurando y adquiriendo cientos de mutaciones que le han permitido sobrevivir a la intervención de nuestro sistema inmunitario1. No caben dudas que recibir el diagnóstico de cáncer es preocupante pero si se adopta una alimentación y estilo de vida saludables, es posible ralentizar e incluso detener el ritmo de crecimiento de cualquier cáncer latente, incluido el cáncer de mama.

Sobre la alimentación, el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer (AICR por sus siglas en inglés) declaró hace un par de años que:

“Las dietas que se basan en alimentos integrales de origen vegetal (verduras, cereales integrales, fruta y legumbres) reducen el riesgo de desarrollar muchos tipos de cáncer, además de otras enfermedades”2,3

Como ejemplo, un estudio determinó que adoptar una dieta basada en alimentos de origen vegetal y caminar a diario puede mejorar las defensas contra el cáncer en tan solo dos semanas4. Los investigadores vertieron gotas de sangre de mujeres antes y después de 14 días de vida saludable sobre células de cáncer de mama en placas de Petri. La sangre extraída después de los cambios en la  alimentación suprimió el crecimiento del cáncer significativamente mejor y eliminó a entre el 20 y 30% más de células cancerosas que la sangre que se les había extraído tan solo dos semanas antes. Los investigadores atribuyeron el efecto a la reducción de los niveles de la hormona IGF-15, que promueve la proliferación del cáncer y que se encuentra principalmente en proteínas de origen animal6.

Principales factores de riesgo

ALCOHOL

En 2010, la OMS clasificó al alcohol como un agente cancerígeno definitivo para el cáncer de mama7. El alcohol no es un cancerígeno en sí mismo, pero si lo es el “acetaldehído”, uno de los productos de la descomposición del alcohol y que puede formarse en la boca inmediatamente después del primer sorbo.

¿Y el vino tinto?

Al vino tinto se le han atribuido propiedades de protección frente a determinadas patologías gracias a la presencia de compuestos quimioprotectores, que incluyen fitoestrógenos como isoflavonas, flavonas y procianidinas B.  En el cáncer de mama, estos compuestos parecen inhibir la actividad de la estrógeno-sintetasa, una enzima que los tumores pueden usar para crear estrógenos y alimentar su crecimiento8. Es importante destacar que estos compuestos se encuentran en la piel de las uvas rojas y negras y en sus semillas y estudios han determinado que es preferible comerlas directamente o como jugo, no como vino9.

Otros alimentos que tienen la capacidad de suprimir la estrógeno sintetasa son las fresas, las granadas y los champiñones, por lo que privilegiar su consumo puede ser importante en el cáncer de mama.

AMINAS HETEROCÍCLICAS

En términos simples, las aminas heterocíclicas (AHC) son sustancias cancerígenas que se forman cuando la carne (vacuno, ternera, cerdo, pescado y aves de corral) se cocinan a alta temperatura10. Los métodos de cocción a alta temperatura son asar a las brasas, a la plancha o al horno y freír. Hervir la carne parece ser la mejor manera de consumirla. Asar pollo al horno durante tan solo quince minutos, a 175º C produce AHC. Cuanto más tiempo se cocine la carne, más AHC se forman. Este proceso explicaría por qué comer carne muy cocida se asocia a un mayor riesgo de cáncer de mama, colon, esófago, pulmón, páncreas, próstata y estómago11. Un dato muy importante es que las mujeres que consumen más carne asada, ahumada o a la parrilla a lo largo de sus vidas pueden presentar un riesgo hasta un 47% superior de desarrollar un cáncer de mama12.

Las AHC parecen ser capaces tanto de iniciar como de promover el crecimiento del cáncer. Se descubrió que la PhIP (2-amino-1-methyl-6-phenylimidazo[4,5-b]pyridine), una de las AHC más abundantes en la carne cocinada, ejerce un efecto muy potente y parecido al de los estrógenos, con lo que alimenta el crecimiento de las células del cáncer de mama casi con la misma fuerza que el estrógeno puro13. La PhIP interviene en todas las etapas del desarrollo del cáncer de mama: es capaz de desencadenarlo, promover su proliferación y facilitar su diseminación.

COLESTEROL

Estudios han demostrado que el colesterol LDL estimula el crecimiento de las células de cáncer de mama en placas de Petri. Los tumores pueden absorber tanto colesterol que los niveles de colesterol en sangre de los pacientes de cáncer tienden a caer a medida que el cáncer crece14. Se cree que el cáncer usa el colesterol para fabricar estrógeno o para apuntalar las membranas tumorales y ayudar así al cáncer a migrar e invadir más tejidos.

Mantener el colesterol en rangos normales puede disminuir el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Un estudio que incluyó a más de un millón de participantes, concluyó que el riesgo de cáncer en las mujeres con niveles de colesterol superiores a 240 era un 17% más elevado que el de las mujeres cuyo nivel de colesterol no llegaba a 16015.

El uso de estatinas a largo plazo:

Como sabemos, las estatinas son fármacos utilizados para reducir el colesterol y triglicéridos sanguíneos. En 2013, un estudio de 10 años de duración concluyó que las mujeres que habían tomado estatinas durante una década o más tenían el doble de riesgo de desarrollar los dos tipos de cáncer de mama infiltrante más frecuentes: carcinoma ductal invasivo y carcinoma lobular invasivo16. La mejor opción para mantener el colesterol en rangos adecuados es a través de la alimentación.

ALIMENTACIÓN BASADA EN PLANTAS  EN LA PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DEL CÁNCER DE MAMA

Una Alimentación Basada en Plantas (ABP), con predominio de frutas y verduras crudas, cereales integrales, leguminosas y granos y semillas oleaginosas es la mejor estrategia para prevenir el desarrollo de cáncer, ralentizar y/o detener su progresión y disfrutar más años después de su diagnóstico.

Entre los aportes más importantes de la ABP destaca su aporte de fibra. Numerosos estudios determinaron que las mujeres que más fibra soluble consumían tenían un 62% menos de probabilidades de desarrollar cáncer de mama que las que consumían menos. Este beneficio es particularmente mayor en relación con tumores mamarios con receptores de estrógenos negativos (los más difíciles de tratar): las mujeres premenopáusicas que seguían una dieta rica en fibra tenían un 85% menos de probabilidades de desarrollar este tipo de cáncer17.

Otro estudio determinó que cuanto más alimentos integrales comamos, mejor para nuestra salud: 20 gramos de    fibra ingeridos a diario se asociaron a una reducción del 15% de riesgo de desarrollar cáncer de mama18. A pesar de estos resultados, el consumo mínimo ideal de fibra al día es de 25 gramos19.

¿Una manzana al día?

Las manzanas deben su actividad antitumoral a su riqueza en polifenoles: catequinas, proantocianidinas, ácido clorogénico y flavonoides tipo quercitina.

En comparación con mujeres que comen menos de una manzana al día, quienes sí lo hacen tienen un riesgo 24% más bajo de desarrollar cáncer de mama además de un riesgo significativamente menor de desarrollar cáncer de ovario, de laringe y colorrectal20.

Además de sus propiedades antioxidantes, las manzanas tienen la capacidad de reactivar un gen supresor de tumores llamado Maspin (inhibidor de la proteasa de la serina mamaria) que es desactivado por las células  cancerígenas. Los compuestos capaces de reactivar el Maspin se encuentran, principalmente, en la cáscara, por lo que es importante promover el consumo de la manzana entera, roja (red delicius) y de origen orgánico21.

El rol de las crucíferas

La actividad anticancerígena de las crucíferas (brócoli, la coliflor, las coles de Bruselas y los repollos), se la debemos a los “glucosinolatos”, específicamente indol-3-carbinol (I3C) y sulforafane, el principio activo capaz de inhibir la capacidad para formar tumores de las células madre del cáncer de mama22. Esto es particularmente importante ya que el tejido mamario contiene muchas células madres en reserva y si se vuelven cancerosas, en lugar de reconstruir órganos pueden construir tumores23, 24.

Además, las crucíferas tienen la capacidad de incrementar la actividad de las enzimas purificadoras del hígado, lo que permite eliminar sustancias como las aminas heterocíclicas y reducir la exposición a agentes cancerígenos 25.

 

Linaza

Las propiedades nutricionales de la linaza son particularmente importantes en la prevención y tratamiento del cáncer de mama. Además de ser una de las fuentes vegetales más importante de ácidos grasos omega 3, entre sus compuestos destacan los “lignanos”, fitoestrógenos capaces de amortiguar los efectos del estrógeno propio del organismo.

Comer una cucharada de semillas de linaza molida y previamente remojada, puede alargar el ciclo menstrual de una mujer en, aproximadamente, un día. Esto significa que a lo largo de toda su vida tendrá menos periodos, lo que supone menor exposición a los estrógenos y menor riesgo de desarrollar cáncer de mama 26,27.

En mujeres ya diagnosticadas, quienes tienen niveles más elevados de lignanos en la sangre y en su alimentación, parecen sobrevivir durante significativamente más tiempo 28,29,30. Esto puede deberse a que las mujeres que comen semillas de linaza también pueden experimentar un aumento de los niveles de endostatina en las mamas, una proteína que produce el organismo para ayudar a cortar el flujo sanguíneo que llega a los tumores31.

Es tan importante y prometedor el aporte de la linaza para el tratamiento del cáncer que científicos realizaron un ensayo aleatorizado, doble ciego y controlado por placebo para determinar los beneficios de su consumo32. Dividieron aleatoriamente, en dos grupos, a mujeres diagnosticadas. El primer grupo consumió durante 5 semanas una magdalena con semillas de linaza y el otro grupo una magdalena de similares características, pero sin linaza.  En quienes consumieron la magdalena con linaza se observó una reducción de la proliferación y aumento de la tasa de muerte de células tumorales y de los niveles de C-erB2 (un marcador de la agresividad del cáncer).

Soya

La soya cumple un interesante rol en la prevención y tratamiento del cáncer de mama. Contiene “isoflavonas”, un tipo de fitoestrógenos que tienen la capacidad de unirse a los mismos receptores que el estrógeno del organismo, pero con un efecto más débil, lo que permite bloquear la potente actividad del estrógeno animal.

Es importante destacar que los fitoestrógenos de la soya funcionan como un modulador selectivo de los receptores de estrógeno (alfa y beta)33, ejerciendo efectos proestrogénicos en algunos tejidos y antiestrogénicos en otros. En el cáncer de mama, la soya tiene un rol antiestrogénico34, disminuyendo el riesgo de padecerlo y un efecto proestrogénico, reduciendo los sofocos de la menopausia35.

En mujeres ya diagnosticadas, el consumo regular de soya permite un mayor tiempo de sobrevida y una reducción significativamente mayor del riesgo de reaparición de cáncer36.

Uno de los mecanismos por los que la soya reduce el riesgo y mejora la supervivencia de cáncer es que su consumo ayuda a “reactivar” los genes BRCA37. El BRCA1 y el BRCA2 son genes responsables de eliminar el cáncer y reparar el ADN. Al parecer, los tumores mamarios son capaces de suprimir o bloquear la expresión de estos genes mediante un proceso llamado “metilación”, lo que contribuye al proceso de metástasis tumoral38. Las isoflavonas de la soja parecen reactivar la acción protectora de los BRCA.

Esta capacidad protectora de la soya frente al cáncer de mama es particularmente importante en mujeres con susceptibilidad genética, ya que además de su acción sobre los BRCA, también actúa sobre el MDM239 y el CYP1B140.

Es importante destacar que el consumo regular de soya y sus subproductos no interfieren con la terapia con tamoxifeno ni anastrozol40.

Algas Marinas

El consumo habitual de algas marinas ayuda a regular los niveles de estrógenos en sangre y a suprimir el efecto que estas hormonas pueden provocar sobre el tejido mamario41.  Además, su alto contenido de los fitoquímicos fucoxantina y fucoidano, inducen la autolisis de células tumorales y estimulan al sistema inmune.

Entre las principales propiedades de las algas, cabe destacar su acción antioxidante, antiproliferatativas, antiangiogénicas, antioxidante y antiinflamatoria.

Además, su consumo ayuda a eliminar metales pesados y radioactividad acumulados en nuestro organismo.

Destaca: nori, wakame, cochayuyo,    luche, dulse, kombu.

Cúrcuma

Son muy conocidos los beneficios de la cúrcuma (Curcuma longa) y de su principio activo curcumina. Su actividad quimiopreventiva ha sido ampliamente estudiada y la conclusión general es que el consumo regular de cúrcuma ayuda a bloquear todas las etapas de transformación, proliferación e invasión de células cancerígenas42,43,44.

Jengibre:

El jengibre (Zingiber officinale Roscoe) y sus moléculas bioactivas (gingerol, shoagol, paradol y la zingerona) son efectivos en la prevención del cáncer, especialmente el colorrectal, gástrico, de ovario, hígado, piel, mama y próstata41

Conclusión:

Como vimos, un patrón de alimentación basado en plantas ofrece una serie de características, nutrientes y fitoquímicos con interesante y demostrada capacidad anticancerígena. De esta forma, la Alimentación Basada en Plantas se establece como una medida de apoyo esencial en la prevención y tratamiento del cáncer de mama y de gran parte de las enfermedades crónicas que actualmente afectan a la población.

Es importante destacar que el diagnóstico de cáncer (y de cualquier enfermedad) es un punto de inflexión en la vida de la persona afectada. Sin duda un momento difícil pero una gran oportunidad para promover los cambios en el estilo de vida que permitan fortalecer la capacidad defensiva del organismo y tomar mejores decisiones nutricionales.

El aporte que una adecuada nutrición tiene sobre la prevención y el tratamiento del cáncer de mama es  fundamental y debiera formar parte esencial de las medidas terapéuticas que los profesionales de la salud indican a sus pacientes.

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