10 actitudes claves para ser feliz

10 actitudes claves para vivir mejor
(y ser más felices)

Psic. Jessica Silva M. / Adaptado de Gema Salgado

La “realidad” es la verdadera naturaleza de las cosas, no modificada por las elaboraciones mentales que le superponemos. Las cosas son como son, pero nuestra interpretación y respuesta emocional conforman en gran medida lo que se acaba proyectando en todos los ámbitos de la vida.

 

Estas son solo pinceladas que favorecen el desarrollo personal. Es la esperanza de un cambio interior capaz de influir en el pensamiento, las relaciones y la felicidad de forma permanente… En palabras de Gandhi: “cada uno de nosotros debe ser el cambio que deseamos ver en el mundo”.

1.- Replantea tus creencias

Cuando mantenemos una actitud positiva, receptiva y confiada, estamos atrayendo paz y armonía a nuestra vida. Por el contrario, si alimentamos pensamientos de rabia, odio o envidia, o si predomina una postura a la defensiva, nos aislamos y tomamos decisiones que nos enferman. Estas actitudes las adoptamos en función de las creencias y los valores que nos sostienen y estructuran

Un buen consejo es revisar y evaluar constantemente nuestras creencias y a qué le damos valor. Vivir ligeros de equipaje emocional y actuar con mayor libertad nos acerca, en gran medida, a la tranquilidad y felicidad.

2.- Vuelve al "Ahora"

Solemos vivir añorando cambiar el pasado o pretendiendo controlar el futuro, sumergidos en una sociedad tan ocupada y automatizada que nos distanciamos de lo que realmente queremos y sentimos.

Vivir y disfrutar el presente nos permite ser conscientes de quiénes somos y cuál es nuestro aporte hacia los demás.; nos permite agradecer y valorar las cosas en su justa medida, asombrándonos siempre del milagro de la vida.

3.- Prioriza

Como no somos capaces de cubrir todos los frentes a la vez, es importante establecer prioridades y preguntarse ¿qué es lo más urgente e importante hoy? Contestar conscientemente nos permite atender las responsabilidades a un ritmo que sea posible asumir.

Un buen ejercicio es anotar en un papel, al acabar la jornada, seis objetivos que quieras cumplir al día siguiente, relacionados con el trabajo, la casa, el cuidado personal, las relaciones con los demás, la pareja, los amigos… A cada objetivo asígnales un número por orden de importancia, de modo que al día siguiente se puedan realizar primero el uno, luego el dos… y así hasta completar los seis. Si algún asunto queda pendiente se pasa a los primeros números de la lista de prioridades del día siguiente.

De todas formas, aunque establecer prioridades ayuda a ordenar la mente y a eliminar buena parte de la tensión que genera ir dejando cosas pendientes, también hay que aprender a parar y a establecer un equilibrio entre actividad y disfrute personal. No olvides incluir en tu lista, momentos de distención y relajo o simplemente de descanso.

4.- Aliméntate mejor

La energía para mantenerse vital y saludable la obtenemos gracias a los alimentos, por lo que cuidar lo que se come, sin extremismos, recurriendo a productos naturales, abundante agua, sin abusar de grasas, sal y azúcar y disfrutar del acto de nutrirse, contribuye a mantenerse en buena forma durante muchos años.

5.- Ponte en forma

Tan importante como la alimentación es realizar alguna actividad física de forma regular. Caminar, correr, andar en bicicleta o nadar fortalecen y tonifican el cuerpo, ayudan a eliminar las toxinas acumuladas y sumergen en un tiempo propio en el que es posible liberarse del estrés del día y poner en orden los pensamientos.

6.- Cuida los vínculos

“Eres porque los demás son y los demás son porque tú eres. Todos existimos, crecemos y maduramos en esta unidad, reciprocidad y mutualidad”

Satish Kumar

Las personas con quienes hemos creado un vínculo nos aportan su tiempo, generosidad y compromiso voluntario. Nos reflotan cuando todo parece hundirse y están ahí para compartir sonrisas, complicidades, satisfacciones y también momentos duros, ayudándonos a superarlos.  Cuidar las relaciones, sin competir y manteniéndolas libres de cualquier interés, permite amar y ser amados, escuchar y ser escuchados. Enseña a ponerse en el lugar del otro y a ver el mundo como un lugar más amable.

7.- Se generos@

La alegría que acompaña a un acto de bondad desinteresada proporciona una satisfacción profunda y duradera. Favorecer a quienes lo necesitan conecta con un sentido de unidad que aporta más sentido a la vida. Cuando se realiza una acción humanitaria o solidaria se entra en empatía con las personas a las que se está ayudando. El ser humano se siente útil y participe de un proyecto universal que le sobrepasa.

8.- Siente la naturaleza

El contacto con la naturaleza permite apreciar la belleza de formas que rompen con el mundo rectilíneo creado por el ser humano; dejar que el pensamiento se ordene, apaciguado por la tranquilidad del entorno, o disfrutar de los elementos en estado puro y recuperar el gusto por lo simple. Además, la inmensidad de los paisajes y el orden natural con que transcurre la vida de plantas, animales y rocas permiten sentirse parte de algo más grande que uno mismo y aprender a tomar distancia de lo que nos preocupa. El contacto con la tierra, el agua y el aire limpios, abrazar un árbol, tocar el musgo o dejarse inundar por el olor de lo natural permite volver a la fuente de la que procedemos, ofreciéndonos la posibilidad de vivir la naturaleza como una parte nuestra, digna de amor, respeto y cuidado.

 

Por ello es recomendable planificar salidas al mar o la montaña. Regresarás más sereno, lleno de energía y consciente de la conexión con uno mismo y con el universo.

9.- Realiza un hobby

Las personas más felices son aquellas que realizan actividades vocacionales que les aportan un plus de creatividad: escribir, cocinar, dibujar… quizás volver a la universidad. Dedicar un tiempo al día a esa práctica para la que se tenía habilidad pero que en algún momento se abandonó, puede generar estímulo y mayor alegría.

10.- Soltar estorbos

A veces es necesario alivianarnos, aligerar nuestro equipaje para hacer el viaje mucho más llevadero. Desprendernos de lo innecesario nos abre el camino a nuevas oportunidades y experiencias regeneradoras.

 

Pueden ser objetos que ya no sirven y ocupan un lugar, impidiendo que algo nuevo ocupe su lugar. Otras veces se trata de desprenderse de relaciones que no aportan nada positivo, por mucho que la fuerza de la costumbre ancle a ellas. O también podemos querer deshacernos de sentimientos de odio, ira o codicia que se instalan en la mente, envenenándola y volviéndose contra uno mismo. Si no disponemos de recursos personales suficientes para hacerlo, acudir a un profesional de la psicología que ofrezca confianza puede ser de gran ayuda.

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