«Tenía 22 años y una tremenda irritación en la cara, comencé poniéndome cremas, no pasaba nada, luego empecé a sentir fuertes dolores en los huesos, no sabía que me ocurría. Fui al doctor y ahí empezó mi calvario…
El diagnostico era Lupus Eritematoso Diseminado. En la medicina tradicional esto no tiene curación solo tratamientos, comencé con Cortisonas y otros, llegue a tomar trece remedios y estaba cada vez peor. Algunos síntomas eran mucho dolor a los huesos, los ojos muy rojos un temblor permanente y eritemas (granos) en cuello nariz y orejas. Consulte a varios especialistas si no me sometía a un tratamiento me moría. Yo tenía tres hijos y mucho miedo a perderlos, pensé que tendría que dejar de cuidarlos. Al tiempo me prohibieron hacer trabajos pesados, la exposición al sol, el deporte y un montón de otras cosas. Así pasaron diez años, mi familia fue un pilar fundamental, pero eso no bastaba por que pasaba el tiempo y yo me sentía cada vez mas invalidada, no hubo un momento en el
que sintiera que me curaba. Hasta que un día me hablaron del naturismo, sin saber nada de esto me inicie con un tratamiento natural, que consistía en baños de vapor, frotaciones, masajes y otras cosas, complementando el tratamiento con una buena alimentación en base a frutas y verduras crudas. Y así las drogas
fueron quedando eliminadas. A medida que pasaba el tiempo me fui sintiendo mucho mejor hasta que un día pude volver a hacer mi vida normal, retome el deporte que me encantaba, pude volver a ver el sol y disfrutar de mi familia.
Un día se abrió un curso de MEDICINA NATURISTA que lo impartía el Dr. Pedro Silva, al cual entre muy entusiasmada y estudie cuatro años. Aprendí que el Naturismo es: un sistema lento pero seguro, que hay que ser ordenado y constante, que no es mágico y que si tú no te esfuerzas no consigues el objetivo. Fueron tres años de un fanatismo maravilloso, ya que sentía que me había curado, pero para la medicina tradicional la curación para esta enfermedad no existía, me tomaron algunos exámenes y el Lupus estaba, pero inactivo. Pasaron varios años en los que me sentía absolutamente sana, hasta que un día supe que estaba embarazada, preocupada ya que eso también me lo había prohibido la medicina tradicional, pero gracias al naturismo tome la decisión y a los cuarenta y cuatro años nació Catalina una niña sana de madre naturista, sin ni una complicación y fue todo maravilloso.
Ahora tengo sesenta y ocho años y me siento una mujer sana y feliz, conseguí el objetivo, no consumo remedios ni drogas, cada día me siento bien, libre de dolores y puedo hacer una vida normal siguiendo siempre con el naturismo. Tengo siete nietos y todos en alguna medida practican el naturismo. Me encantaría que todo el mundo aprendiera a escuchar su cuerpo y tuviera una cuota de naturismo, no se imaginan como les cambiaria la vida. Le agradezco a Dios el haberme puesto en el camino correcto, el haber conocido al Dr. Pedro Silva y el haber creído que se podía.»
Marilú Lama.-